Los
grandes músicos y sus instrumentos.
Famosa en todo el mundo por
sus cálidas y expresivas interpretaciones del repertorio clásico, Kyung-Wha
Chung es una de las violinistas más respetadas de la actualidad. Hablamos con
ella sobre su instrumento y nos descubre los secretos de su arte.
Entrevista
-Usted
interpretó el concierto para violin de Mendelssohn en Seúl, su ciudad natal a
los 9 años. ¿Tuvo que tener mucha perseverancia para tocar el violín siendo
niña?
No. Toqué el piano durante
dos años y no me gustó. Pero los progresos con el violín fueron inmediatos; en
tan solo dos semanas podía tocar todas las canciones que se me venían a la
cabeza.
No fue una experiencia
incómoda, sinó un encuentro maravilloso. Me encantaba tocar delante de la
gente.
-¿Tuvo
algún violinista de modelo?
No, porque en la Corea de
los años cincuenta no podía ir a conciertos. Conseguí algunos dioscos de David
Oistrakh, Jascha Heifetz y Fritz Kreisler. Soñaba con tocar tan bien algún día,
pero nunca he querido ser como alguien. Me gustava tocar el violín, eso es
todo. Uno de mis profesores producía un sonido maravilloso que si me inspiraba
de verdad. Tocaba todo el repertorio para mi, y fue cuando me di cuenta de lo
que se podía hacer con un violín. Pero cuando me fui a América para estudiar en
la Julliard School de Nueva York me volví loca con Heifetz y con el CVuarteto
Budapest tocando música de cámara.
-Tras
años tocando, ¿ hay algo que le gustaría hacer?
Bueno, he hecho tan poco… ¡El repertorio es
tan amplio! Lo más seguro es que yo no sea una artista capaz de tener un
repertorio tan amplio, ni un gran número de grabaciones, porque me cuesta años
tener la confianza suficiente para entrar en un estudio para grabar una pieza.
Tengo que estar convencida de lo que quiero expresar, por eso soy tan poco
productiva en ese aspecto. Pero siempre
me sorprende que mis discos sean tan bien recibidos, porque para mi son como un
parto muy doloroso. Ahora mi actitud no es tan drástica, pero prefiero poner
toda mi energía en la música de cámara.
-Su
primer disco, los conciertos de Tchaikovski y Sibelius, lo grabó con un
Stradivarius, pero ahora toca con un Guarnieri. ¿Porqué ese cambio?
De repente me desacostumbré
al sonido del Stradivarius, tan brillante y bello. Necesitaba algo
completamente diferente. Mi profesor en Julliard Ivá Galamian, me dijo que se
vendía un Gurnieri; lo probé durante media hora y desde entonces toco con él.
Es fenomenal, tiene de todo; todavía estoy intentando descubrir su sonido personal y su carácter, su inmensa
variedad de expresión; es más sensible,
requiere mucha mano izquierda. Pero el ajuste y la nostalgia a los que me ido
acostumbrando son increíbles.
-¿Qué
importancia tiene el arco?
Mucha, pero hay que saber
distinguir de uno bueno y uno malo. He utilizado un Adam durante 25 años, pero
ahoro utilizo un Tourte, un arco hecho por el “Stradivarius del arco”, Francois
Tourte, en 1875. Este lo utilizo para música de cámara y para Bach sin
acompañamiento, porque produce un soni más ligero. La tensión es algo personal,
algo que me cuesta dominar cuando viajo, la humedad de Inglaterra, por ejemplo,
hace que el arco se extienda, de forma que tiene una tensión completamente
distinta. Es horrible llegar a una
ciudad para un concierto y encontrarte que tienes el pelo demasiado suelto.
Nota de Barbara Hammond. Publicada en la revista Audioclasica Nº 20 (1996)
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Datos sobre Kyung-Wha Chung
Nacida en Corea en 1948. Empezó a tocar a los siete años.
Recibió clases particulares y, desde los trece años en la Julliard School de
Nueva York. Tocó el concierto de Mendelssohn a los 9 años y debutó en Nueva
York a los veinte. Su debut europeo con la Sinfónica de Londres, llegó dos años
después. En 1972 el gobierno de Corea del Sur le concedió su más alta
condecoración, la Medalla del Mérito Civil.