septiembre
19, 2012 6:58 amPublicado
en: Cultura, La buena noticia La Patilla
Interpretaron
obras de dos de los autores rusos más importantes: Tchaikovsky y Shostakovich
en el mítico Teatro Mariinsky, recibiendo largas y calurosas ovaciones. Ahora
la orquesta se enfoca en su próximo objetivo: el Festiva Dvorak que se celebra
en Praga, República Checa
Prensa
FundaMusical Bolívar
Tocar obras de
compositores rusos como la Francesca de Rimini de Tchaikovsky, y la Obertura
Festiva y la Sinfonía N° 10 de Shostakovich puede considerarse como un reto,
pero interpretarlas en el propio territorio ruso y más aún en el legendario
Teatro Mariinsky de San Petesburgo, representa toda una odisea que prueba la
valía de cualquier orquesta, así como la sabiduría de su director. El martes 18
de septiembre, la Sinfónica Juvenil de Caracas guiada por Dietrich Paredes
logró superar con éxito rotundo ese desafío, cautivando y emocionando al
difícil público ruso.
El Teatro Mariinsky, cuya historia se remonta al año 1785, lleva
ese nombre en honor a María Alexandrovna, esposa del zar Alejandro II de Rusia.
La estructura actual comenzó a ser construida en 1835 y desde ese entonces, es
un recinto sagrado para el universo de la música académica, la opera y el
ballet. Tocar allí es el sueño de cualquier músico. El propio Shostakovich estrenó
allí varias de sus obras. Fue cuna del ballet del legendario coreógrafo Marius
Petipa y en su escenario han dejado su huella imborrable artistas de la talla
de los bailarines Anna Pavlova, Natalia Dudinskaya y Mijail Baryshnikov.
Actualmente, el
director artístico y además director de la orquesta del teatro es el gran
maestro Valery Gergiev, quien en reiteradas oportunidades ha profesado su
admiración por El Sistema venezolano. Este recinto es muy riguroso al
planificar su temporada de espectáculos, solo recibe a las principales
orquestas del mundo y a las más prestigiosas compañías de ópera y ballet.
El martes pasado,
la marquesina del teatro mostraba tres grandes nombres que ofrecían sus
espectáculos simultáneamente y en diferentes salas: la Opera Mariinsky
presentaba el musical Khovanshchina y la Sinfónica Juvenil de Caracas ofrecía
el concierto de inicio de temporada. Luego el ballet Mariinsky estrenaría
Raymonda. Los transeúntes al pasar por la fachada se topaban por una gigante
valla publicitaría que mostraba una colorida foto de la orquesta venezolana.
Muchas orquestas
temen presentarse en el Mariinsky debido a la severidad de su público y a los
implacables críticos musicales que asisten a sus conciertos. Los músicos venezolanos
sabían a lo que se enfrentaban y asumieron el compromiso con gran
profesionalismo, pese a que la mayoría de ellos no supera los 23 años de edad.
Al empezar el concierto con la interpretación de la Francesca de Rimini, la
audiencia entró en un estado de trance que terminó con la última nota. Dietrich
Paredes no había bajado su batuta cuando varios espectadores se pararon para
gritar ¡bravo! y acto seguido vendría una eufórica y explosiva ovación, atípica
de la audiencia rusa.
“Estoy muy
sorprendido por la pasión, la fuerza y el sentimiento de este orquesta, así
deben sonar esas obras, la música de Tchaikovsky tiene que ser interpretada así
y eso se ha perdido en el mundo, que bueno que jóvenes como ustedes estén
rescatando esta tradición”, expresó el crítico musical Vladimir Dudin.
“Las orquestas
rusas antes tocaban así, sonaban así, con esa pasión, pero eso se ha perdido en
la juventud, creo que tenemos mucho que aprender de ustedes”, dijo un
espectador de 85 años que asiste a las temporadas de conciertos del Mariinsky
desde hace más de 50 años. Muchas personas viajaron desde regiones remotas como
Siberia, para estar presentes en el concierto de la orquesta.
desalojar el
recinto porque nadie quería irse.
FOTO Nohely Oliveros / FUNDAMUSICAL
BOLÍVAR
EL BLOG OPINA:
Un logro más de los músicos venezolanos. Hoy sin duda están en la cumbre de la música clásica a nivel internacional. ¡Bravo muchachos!!!