Juan Yáñez
Una magnífica velada musical se escenificó la noche del pasado viernes 26 de
julio en el Centro Cultural Simón Bolívar, con la cálida presencia y el
brillante sonido de nuestros orgullos regionales más apreciados: La Orquesta Sinfónica del
Estado Guárico y la
Orquesta Sinfónica de la Juventud Guariqueña “Antonio
Estevez”, presentación que se llevó a cabo en el "Marco del mes del
niño" y como cierre de la temporada de conciertos.
Nuevamente
nos deleitaron, esta vez con una maravillosa interpretación de la suite
sinfónica “Scherezade” compuesta por Nikolai Rimsky-Korsakov, que nos dejó
deslumbrados a todos los que asistimos. La obra, una exquisita creación
del compositor ruso, inspirada en un cuento del antiguo libro “Las Mil y Una
Noches”, que como otros músicos y artistas de la misma nacionalidad le
fascinaba el exotismo de las culturas islámicas.
Todo
ello, lo escrito en el pentagrama y lo que no está escrito; es decir, aquello
el maestro Morín y sus músicos lograron desentrañar de la inspiración de su
autor, quedó evidenciado en la delicada interpretación, de esa recordada noche.
Nos emocionó su ejecución, en especial el concertino o primer violín, Jorge
Calderón que se lució en su menester como solista y muchos otros, también
magníficos músicos, que nos mostraron la donosura o gracia que posee el arte
musulmán, la singularidad musical que nos transporta a esa milenaria cultura,
particular identidad que se muestra en la suite ejecutada.
Incompleto
quedaría nuestro comentario sin reconocerle un altísimo y merecido elogio al
maestro Jesús Morín, supremo artífice de ese sonido y conducción sin par de
nuestras orquestas. Innegable esfuerzo y voluntad de un director que se ha ganado
el afecto y reconocimiento de todos y logrado un lugar de excelencia en la
música sinfónica venezolana.
Al
comienzo del concierto se lucieron abriendo el programa los músicos del
Ensamble de Metales del Estado Guárico, dirigido por profesor Alfredo Alejandro
Morales con dos piezas de esa especialidad: “Trompeta voluntaria” de Jeremiash
Blazer y “Llegada de un noble maestro”, de Jean Carlos Castro. Ambas obras con
una excelente sonoridad e impecablemente dirigidas y ejecutadas.
Luego,
como número principal se presentaron ambas orquestas, dirigidas por el maestro
Jesús Morín y como anticipó a “Scherezade” se interpretó una escena de la ópera
del también compositor ruso, Mijail Glinka: “Ruslan y Liudmila".
Un
concierto como pocos, una inolvidable velada musical que contó con un público
entusiasta y caluroso que supo reconocer con sus aplausos la labor encomiable por
demás, de nuestras instituciones musicales guariqueñas.
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