Génesis Acevedo en Gente de mi pueblo, Noticias. 25.06.2016
La Sinfónica Simón Bolívar
se despidió de la Ciudad de México con un concierto al aire libre, que congregó
a miles de personas que residen en una de las comunidades más desfavorecidas de
la capital mexicana. La Explanada de Iztapalapa, situada en la Delegación de
Iztacalco, sirvió de escenario para que los músicos venezolanos, bajo la
dirección de Diego Matheuz, lograran el acto de magia que permite la música,
cuando es tocada desde el corazón. Nuevamente los artistas fueron ovacionados y
reconocidos como embajadores del mensaje de transformación social que el
Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela lleva
alrededor del mundo.
Con gran entusiasmo, los
asistentes buscaron sus asientos desde tempranas horas del pasado sábado 25 de
junio, para disfrutar de la última actuación de esta orquesta pionera de El
Sistema, que luego de más de 20 años, se reencontró con el público azteca entre
conciertos y actividades educativas. Familias enteras, numerosas madres con sus
niños y hasta personajes de las artes callejeras se acomodaron en las sillas
dispuestas por la Secretaría de Cultura de Ciudad de México, para escuchar el
repertorio, esencialmente latinoamericano, preparado para esta presentación al
aire libre.
Los músicos fueron recibidos
con mucha alegría. Algunos admiradores, que ya habían estado en los conciertos
ofrecidos en el Auditorio Nacional (23 de junio) y en la Sala Silvestre
Revueltas (24 de junio), decidieron seguirles el paso, y se trasladaron hasta
el Este de la capital mexicana, para seguir escuchando las obras del programa
de esta gira internacional. Algunos selfies y firmas de autógrafos precedieron
la jornada musical, que se celebró a pesar de la lluvia que cayó sobre
Iztapalapa.
Grand Fanfare, de Giancarlo
Castro, abrió la ejecución. La métrica de esta composición calentó los ánimos
rápidamente, dando paso a la interpretación de la Suite margariteña. Los
refrescantes acordes de la obra de Inocente Carreño trajeron una nueva tanda de
aplausos para la orquesta, que continuó del mismo modo con la Suite de Ballet La estancia, de Alberto
Ginastera, y Sensemayá, de Silvestre Revueltas. Estas dos últimas obras dejaron
la mesa servida para los bises que, como ya es costumbre, el público recibe
como parte del agradecimiento de los músicos venezolanos.
Nuevas emociones afloraron
con la obra sinfónica de José Pablo Moncayo, Huapango, ante la cual los
mexicanos dejan ver toda la dimensión de su identidad cultural, y con el
popurrí Aires de Venezuela, de José Terencio Silva, con la que se agitaron de
manera enérgica las banderas de nuestro país.
Una nueva ovación puso fin
al concierto y dio paso a los reconocimientos oficiales de la Secretaría de Cultura
de la Ciudad de México. Tras recibir rosas blancas de parte de un grupo de
niños de Iztapalapa, los músicos de la SSB decidieron obsequiarlas a los
espectadores, como un gesto al cariño y admiración recibida durante esta visita
artística y educativa.
La presentación de la
Sinfónica Simón Bolívar en la Ciudad de México forma parte de las actividades
de proyección internacional y de la misión multiplicadora de transformación
social del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela,
cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al
Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de
Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
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Fuente Prensa FundaMusical Bolívar
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